Del libro, Silencio, un poema.

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Qué gesto del aire se abre entonces…
 
Y cómo hacer, Silencio,
con qué disposición venir
al corazón de la noche
con qué amor entre las manos
disponerse así a la escucha?
 
Suelen ser (a veces) los días,
el paso de los días
crueles instancias del ser…
 
del agobio entre los hombres
es el tiempo de la materia
 
y entonces
el tiempo de la noche?
el tiempo de tu música, Silencio?
 
o todas las huellas del olvido que
entre los intersticios de la luz
 
en el paso de las horas
se prenden, y de qué profundo amor
 
se prenden así a tus visiones
entre los más sencillos actos del día
 
y acaso la palabra se desborda de silencio?
 
La palabra esencial
que dé al poema, si acaso,
toda esta imposibilidad abierta.
 
Y escribir, escribir y escribir esta errancia
como quien se arroja.
 
Acaso sabemos quiénes respirarán
el perfume de la flor, mañana?
 
Acaso sabemos algo de las nuevas sombras
que se han de arrojar a los caminos?
 
Este silencio es un camino
y aquí brinca la palabra
prendida de su rastro.
 

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