Del libro, Sueño y vigilia del salmista.


Durante toda la mañana discurrieron en la luz

“pequeñas gracias”

que en correspondencia acaso con las sombras

se hacían como de un milagro

sobre los sueños de los paseantes

entre las calles de la ciudad.

 

La música

que la noche inclina

descansa

llevada en aires por las “pequeñas gracias”

y que en asomos de

delicadísimos instantes

inaugura sus tonos y encantos

y el salmista

que mirando al cielo pregunta

o discurre sus visiones al aire

mientras más abre su silencio

a que lo invada

en esa hora

una, algo así, precisión, se diría,

algo cierto tal vez hoy

en la fugacidad de ayer.

 

Llegan al redil

las “pequeñas gracias”

tocan liras de aire los ojos

cuando se destellan en la luz

 

y algo de lo que siempre ha sido

se revela en este tiempo hoy

 

la velocidad de la calle no cesa

el rumor de la calle no descansa

la miseria en la calle no da tregua

 

y entre los intersticios

de la manera en que descansa y se recorta la luz

a lo largo del día

 

se arrojan de músicas

las “pequeñas gracias”

dispuestas…dispuestas.


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