Y apenas, querido amigo, si llegábamos a respirar
esos, siempre idos,
hálitos del día
que dan el ritmo a las horas
a su desliz de finas tiras
en lo que fueran acaso humores del viento?
porque sabemos, mi caro amigo, que eso que decíamos “el ritmo”
pareciera cierto humor de los minutos y las horas
y su deslizarse continuo
o en verdad, y admitámoslo,
cierta cuerda que da aquí
un algo como el centro de nosotros mismos
y se sube, se sube?
se sube al filo de esa disposición
y entonces da, o daría, mejor así,
con esa propuesta de las horas?
o esos golpes de la luz?
o esos, sí, por qué no,
susurros de siempre, susurros del viento?
 
Y será así, amigo mío inclinado a las letras,
será así que este orden
este orden necesario a dar cuenta,
se estira,
se estira alumbrando un pensamiento aquí
y algo como de un peso
en los huesos y en la sangre
tira y tira más en ese orden
a encausar acaso la palabra
sin tachar la melodía
sin tocar los golpes de la luz
sin dejar de abrir, de abrir siempre
el deslizar, el deslizar de las horas
y el asombro.
 
Nadaríamos así,
por entreaires
y abrirse el viento sea
sólo
sólo de ser posible
cuando
nos hinque, algo así,
la fina fibra?, sería?
una ternura de aire que se inclina, diríamos
para entonces dar
una entrada al poema

en la fuga, oh amigo, en la fuga siempre.

 

 

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